El 8 de mayo de 2015 se cumple otro año más de la rendición de las tropas alemanas
Para las cabezas directivas del partido "Nacional Socialista Obrero Alemán" (NSDAP), para los generales del ejército fascista, industriales y banqueros que hicieron posible en 1933 el camino para la toma del poder de Hitler & Co. el 8 de mayo de 1945 fue un día de derrota.
Millones de personas caen víctimas de la barbarie fascista hasta este día, judías, judíos, Sinti y Roma, miembros del Partido Comunista Alemán KPD, del partido Social Demócrata (SPD), sindicalistas y muchos más. Dentro de los integrantes de la Coalisión Antihileriana el que lleva el mayor peso de la guerra es el pueblo soviético con 27 millones de muertos y casi la totalidad de su infraestructura destruída en su territorio. Y fue el Ejército Rojo el que determinó con su lucha la victoria militar sobre la Alemania Nazi.
Para los pueblos oprimidos por el fascismo, para los sobrevivientes de los campos de concentración, pero también para el pueblo alemán y en especial para el movimiento obrero alemán el 8 de mayo de 1945 fue un día de la Liberación y esperanzas por una Alemania de paz y democracia.
Pero durante la desnazificación realizada sobre las bases del Convenio de Postdam, mientras en el territorio ocupado por los soviéticos (posteriormente correspondió a la República Democrática Alemana), se destituían y expropiaban consecuentemente a los que profitaron de la guerra, como fueron el capital industrial y bancario; en los territorios ocupados del oeste los círculos dominantes de esta parte del país con la protección del imperialismo de Estados Unidos y sus aliados lograban asegurar su poder.
Mientras en el este del país los fascistas, en el marco de los cambios antifascistas- democráticos, eran expulsados de las escuelas, de la justicia y otras instituciones públicas; en el oeste bajo el slogan de la "lucha contra el Comunismo" hicieron carrera como jueces, en la política, en la formación de la policía secreta, en el ejército y en la policía.
Desde hace 70 años para la mayoría de las personas en Alemania tenía validéz la premisa de que: desde el suelo alemán nunca se podía iniciar una guerra. Hoy la mayoría de la población alemana está en contra de la intervención en guerras. Pero la política exterior alemana la hace estar hoy día a la cabeza de la guerra en África, en el Mediterráneo, en el cercano Oriente, como también está jugando un papel decisivo en la formación de las fuerzas de intervención de la OTAN para Europa del Este, las que están dirigidas claramente contra Rusia.
La política exterior alemana consiste hoy en día en el envío de armamento y soldados a las regiones de guerra y crisis. Esta política exterior alemana ha significado también el apoyo a la imposición en Ucrania de un gobierno golpista con participación de fascistas, los que ejecutan en el Este del país una guerra cruel en contra de su pueblo.
La política exterior alemana es hoy, como lo fue en las dos últimas Guerras Mundiales una tarea que realiza en interés del capital monopolico alemán. Este interés se llama: tener acceso a las materias primas, al mercado de consumo internacional, fuerzas de trabajo barata y ocupar posiciones claves en la disputa a nivel mundial.
El curso de la Unión Europea bajo la dirección del imperialismo alemán, como también el curso de la OTAN bajo la batuta del imperialismo de Estados Unidos están dirigidos actualmente contra Rusia, curso político que tiene un potencial para una guerra de consecuencias imprevisibles.
Para responder a las injurias de las campañas de agitación de los medios de comunicación hay que decir que la Rusia no es hoy la agresora como tampoco lo fue la Unión Soviética hace más de 70 años atrás.
La politica guerrerista de la República Federal Alemana va acompañada de un progresivo desmantelamiento de la democracia en el país. Los partidos de la Unión (CDU, CSU) y fuerzas de derecha como la "Alternativa para Alemania" (Alternative für Deutschland) o PEGIDA (Europeos Patrióticos contra la islamización del Occidente) en Dresden son quienes han retomado los miedos de existencia de la población y de descenso social, en especial de los cesantes, lo que es correcto, pero los exacerban y los llevan en una dirección racista en contra de los desplazados o fugitivos y en especial contra personas de creencia musulmana. Con esto desvían la atención de la gente de las ganancias que se dan con la reforma Hartz IV (Reforma Laboral), los bajos sueldos y la masa de cesantes que en el último decenio han aumentado, mientras los grandes accionistas de los bancos alemanes y consorcios aumentan sus ganancias como nunca.
Después de 70 años de la Liberación del fascismo alemán la lucha debe continuar más que nunca -hombro con hombro- en contra de las nuevas guerras de la OTAN, contra el fascismo en Europa, contra el desmantelamiento social y democrático. Para ello tenemos que hacer conciencia de los peligros que nos acechan en Alemania este 8 de mayo 2015.