La noche más armónica del Festival
La noche pintaba para buena… la organización por fin había reunido en forma inteligente y armónica a artistas medianamente coherentes, o al menos no tan opuestos como Los Triges del Norte y Chancho en Piedra. Era una velada para pasarlo bien y los animadores, abusando una vez más de la confianza de este Monstruo que les ha demostrado cariño y que anoche recobró la cordura, salieron desde la propia platea.
La noche pintaba para buena… la organización por fin había reunido en forma inteligente y armónica a artistas medianamente coherentes, o al menos no tan opuestos como Los Triges del Norte y Chancho en Piedra. Era una velada para pasarlo bien y los animadores, abusando una vez más de la confianza de este Monstruo que les ha demostrado cariño y que anoche recobró la cordura, salieron desde la propia platea.
Fue Alejandro Fernández el encargado de inaugurar la quinta jornada festivalera… vestido de charro, bien apretado y engominado y acompañado de un notable grupo de mariachis, el mexicano tardó sólo unos minutos en ganarse a un público que quería romance, rock, reggaetón, lo que viniera. El machote sexy de las rancheras venía a cobrar revancha, después de su desabrido último paso por Viña y lo logró. No sólo lo ovacionaron… corearon cada uno de sus temas y se encargaron de entregarle todos los premios que pudieron… y los gritaron, los exigieron para este romántico que por fin pudo demostrar por qué es tan querido y admirado en su país. Para qué decir que estuvo demás su discurso al más puro estilo Julio Iglesias y que su “desde hoy me convertí en chileno” no se lo compró nadie. El morenazo se fue con sus tres premios, chascón, sin su traje de charro y con uno de los éxitos más aplastantes de Viña 2006. Ojalá la producción del evento haya entendido que era ésta la música mexicana que le gustaba al público chileno y no los “narco-corridos” de Los Tigres del Norte.
Y la gente quedó contenta… nada de andar haciéndole la vida imposible a cualquiera que se parara sobre el escenario… si hasta celebraron a Martyn Chabry, la varieté belga cuya gran virtud era cambiar de vestuario en sólo segundos (¿cuándo van a entender que esos números sólo lucían en estelares tipo Martes 13?)
El dúo español Amaral tuvo que pagar la demora por tanta introducción eterna de los animadores… no había mucho tiempo para ellos, por eso, a pesar de que lograron entusiasmar a la gente, fueron despedidos intempestivamente, justo cuando el Monstruo pedía la segunda Antorcha para ellos. Mal manejo del la voz del pueblo.
Un Sergio Lagos súper-hiperventilado introdujo la presentación del más esperado de la noche… mientras su compañera levantaba las cejas, como si al público le pareciera divertido ver a Daddy Yankee después de las 2.20 de la mañana, Lagos intentaba lucirse con una extensa y rimada presentación que duró mínimo un par de minutos… que me perdonen las seguidoras del chico reality, pero eso sí que es abusar de la paciencia y buena onda de la gente. Y a pesar de que repitió al menos cinco veces la expresión “evolu evolu revolución” (que probablemente hasta el ídolo del reggaeton encontró ridícula), la gente se emocionó, bailó y vibró con el príncipe y amo del ritmo caliente…