La caída de las torres gemelas en Estados Unidos, el 11 de septiembre de 2001, marcó un punto de no retorno en el mundo. No sólo por el lógico impacto y las consecuencias trágicas y paralizadoras que tuvo para elpueblo norteamericano, sino también, y con una mayor intensidad, para la profundización de una política exterior ofensiva de Estados Unidos hacia Medio Oriente y América latina, signada por la guerra y la intervención "preventiva". Hace pocos días el presidente de Estados Unidos, George Bush, afirmó que "la guerra contra el terrorismo es la lucha ideológica decisiva del siglo XXI y sólo estamos en la etapa inicial", lo que indica que el discurso sobre la democracia y la libertad y contra el "terrorismo" religioso islámico va a seguir siendo su sostén principal para impulsar políticas de saqueo y genocidio en América y Medio Oriente. Los resultados generan preocupación. Más de 40 mil muertos en Irak y alrededor de 30 mil en campañas antiterroristas de EEUU o sus aliados en diferentes países, la guerra en Irak, la activa complicidad yparticipación en el conflicto en Medio Oriente, la instalación de una nueva reglamentación, políticas y adquisición de armas con el argumento del peligro terrorista, al igual que la reciente admisión de la CIA del funcionamiento de cárceles clandestinas en el exterior, para desarrollar "técnicas especiales de interrogatorio" a los supuestos terroristas. Otro 11 de septiembre, el de 1973, por entonces con el argumento de la amenaza comunista, dos admirados antecesores en el ejercicio republicano del poder en Washington, Richard Nixon y Henry Kissinger, apoyaban a los militares chilenos encabezados por Augusto Pinochet para derrocar el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende y les enseñaban "técnicas especiales" en cárceles improvisadas en el Estadio Nacional de Santiago. También entonces mataron de a miles. Si ayer fue el apoyo y la complicidad con las dictaduras militares, hoy, desde Bush y el poder económico y militar de Estados Unidos, se pretende encubrir las necesidades económicas norteamericanas y la apropiación de los recursos naturales de otras tierras con un discurso justificatorio basado en la democracia, aún cuando sólo encierra políticas de dominación del imperio y de violencia ejercida desde el más poderoso aparato de coerción del mundo. En el caso de los hidrocarburos, Estados Unidos, como mayor consumidor mundial de petróleo, depende fuertemente de otros países para satisfacer su demanda. Al hacer un mapa de los países productores de pétroleo se puede delinear claramente el “eje del mal” y los países con relaciones estrechas con Estados Unidos. Las dos terceras partes del petróleo mundial están en el Golfo Pérsico, Arabia Saudí se sitúa al frente de las mayores reservas de petróleo del mundo, seguida de Irán, Irak y Kuwait y dentro de los países latinoamericanos Venezuela y Colombia son los mayores productores. La amenaza de la suba del precio del petróleo preocupa a Bush, al punto que se declaró "adicto al petróleo".En ese sentido, la prioridad de la política de seguridad estadounidense en Latinoamérica se vuelve Colombia, donde con el discurso de la alianza entre terrorismo y narcotráfico, Washington sostuvo económicamente el "Plan Colombia". Las partidas de dólares estadounidense en función de ese plan ha alcanzado los 4.500 millones en los ultimos 6 años. El discurso de la democracia le sirvió al gobierno norteamericano para oponerse y tomar medidas contra los gobiernos de Venezuela y Cuba. Las acusaciones de totalitarismo, dictaduras e incorporación de estos países en el llamado "eje del mal", le dieron impulso para financiar a la oposición golpista en Venezuela y dar partidas mayores de dinero a los cubanos que viven en Miami.En el Cono Sur, Estados Unidos logró militarizar territorios en Paraguay y, en este último mes, tras varios años de insistencia, consiguió introducir una estructura militar y de inteligencia para trabajar en la zona de la Triple Frontera (donde convergen las ciudades de Puerto Iguazú, de Argentina; Foz do Iguazú, de Brasil, y Ciudad del Este, de Paraguay) con el argumento de que es un foco de movimientos islámicos extremistas y de células terroristas, y de que la comunidad comercial libanesa de Ciudad del Este financia al terrorismo. Acusaciones, desde luego, nunca probadas. La excusa encubre otros intereses estratégicos norteamericanos. Desde la Triple Frontera se pueden aplicar controles "antiterroristas" a los procesos de protesta social y política que podrían profundizarse en América latina. Relativamente cerca se ubica la zona del Amazonas, donde desembocan más de l0.000 afluentes fluviales, y donde hay más de 125 mil especies de plantas, una gran diversidad de fauna, además de cerca del 50 por ciento de los bosques tropicales del mundo y la quinta parte del total de agua dulce con que cuenta el planeta.
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“Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el arte de vivir juntos, como hermanos.”.
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